85.000 personas han resultado heridas, la mayoría de los fallecidos se concentra en Turquía. El último balance facilitado por Ankara eleva el total de víctimas mortales en el país a 31.643, mientras que los heridos superan los 80.000
Los terremotos que el lunes 6 de febrero asolaron el sudeste del Turquía y el noroeste de Siria han causado hasta este lunes 13 más de 35.000 muertos, lo que los convierte en los más mortíferos en más de un siglo en la región.
Además, 85.000 personas han resultado heridas. La mayoría de los fallecidos se concentra en Turquía. El último balance facilitado por Ankara eleva el total de víctimas mortales en el país a 31.643, mientras que los heridos superan los 80.000.
En Siria, la ONU cifra los fallecidos en 4.300, frente a los 3.580 de los últimos balances del Gobierno sirio y los rebeldes. Aunque las posibilidades de hallar supervivientes son ya muy escasas, los equipos de rescate internacionales siguen haciendo pequeños milagros.
La Fiscalía ha establecido una unidad especial para investigar posibles negligencias en la construcción y el vicepresidente turco, Fuat Oktay, informó de que se han dictado 113 órdenes de detención, algunas de ellas destinadas a constructores sospechosos de eliminar pilares para ganar espacio en las viviendas.
Se cumplían este lunes 178 horas, un poco más de siete días, desde que la tierra temblara con epicentro en la región turca de Kahramanmaras cuando los equipos de rescate han sacado con vida de entre los escombros de Adiyaman, a unos 160 kilómetros al este, a una niña de seis años de nombre Miray.
El siguiente paso es recuperar a su hermana mayor. Son pequeñas historias que aún sobreviven a la devastación una semana después de que el movimiento de la falla oriental de Anatolia provocara, a las 4.17 (hora local, dos horas menos en la España peninsular), un terremoto de magnitud 7,8. Fue solo el primero. A las 13.24, en la misma región, otro seísmo, este de magnitud 7,5, volvió a estremecer el suelo en una franja que une el sudeste de Turquía con el noroeste de Siria, país vecino.
El pasado viernes los servicios de rescate localizaron bajo los escombros de un edificio de Samandag, en la provincia turca de Hatay, a una mujer de 33 años llamada Necla Camuz y su bebe de 10 días, Yagizm. "Estoy muy feliz de que sea un bebé recién nacido. No recordará nada", ha explicado la madre a la BBC.
Cuando el lunes pasado el primer terremoto sacudió Turquía de madrugada, Camuz estaba despierta amamantando al bebé. "Cuando comenzó el temblor, quería ir donde mi esposo, en la otra habitación.
Él quería hacer lo mismo. Pero cuando trató de venir hacia mí con nuestro otro hijo, el armario se les cayó encima y les fue imposible moverse", relata la mujer. Camuz quedó sepultada junto al bebé y no escuchaba a su marido y su otro hijo. El armario había impedido que una losa de hormigón les aplastase.
Después de casi cuatro días, la mujer escuchó a los perros de los servicios de rescate. Les habían encontrado. En el hospital se encontraban ya el marido de Camuz, Irfan, y su otro hijo de tres años, Yigit Kerim.
La madre y el bebé no tenían graves lesiones y fueron dados de alta 24 horas después. "Creo que si mi bebé no hubiera sido lo suficientemente fuerte para aguantar esto, yo tampoco habría podido", ha dicho la mujer.