Ocho Congresistas demócratas visitaron y comprobaron que gobierno de Donald Trump miente estuvieron en el centro de la Patrulla Fronteriza en Brownsville, Texas
Ocho Congresistas demócratas visitaron este viernes el centro de la Patrulla Fronteriza en Brownsville, Texas y afirmaron que, contrario a lo manifestado por el gobierno de Trump, las separaciones familiares siguen, en particular de niños que vienen con abuelos, tíos, hermanos y otros familiares.
“Hay familias que están siendo separadas en este momento”, dijo la congresista Jan Schakowsky de Illinois, parte de la delegación. “Si usted es un abuelo, tio, hermano, no lo consideran familia y lo separan de los niños y los niños pasan a ser niños no acompañados”.
El grupo también presenció una audiencia masiva de acusación penal contra docenas de adultos que cruzaron la frontera y son acusados de un delito, un proceso que la congresista Sheila Jackson Lee dijo que “nadie en Estados Unidos se puede imaginar que existe”.
La representante de Washington Pramila Jayapal dijo que el grupo pudo hablar con una abuela que crió a una nieta desde que esta era muy pequeña y ambas fueron separadas al presentarse en la frontera.
Otra congresista, Karen Bass, de Los Angeles, dijo que “no es cierto que haya suspendido la separación familiar, lo único que han hecho es cambiar el proceso y ahora están usando otras excusas para separar a las familias”.
Bass agregó que conocieron a varias mujeres embarazadas que se encuentran detenidas, inclusive una mujer con “ocho meses y medio de embarazo”.
“Necesitamos que haya una protesta masiva contra lo que está pasando para que el gobierno cambie esta política”, dijo Bass.
Los congresistas también se reunieron con familias que pasaron uno o dos meses separadas y que, por órdenes judiciales, han sido reunidas por el gobierno.
“Fue devastador porque nos contaron que tanto las madres como los hijos recibieron información equivocada del gobierno”, dijo Jayapal. “Algunos niños lloraban, recordando que les dijeron que sus madres los habían abandonado y por eso se los llevaban”.
La congresista Jackson Lee dijo que “no había un ojo seco” en la delegación cuando salieron de ese lugar. “Debemos emprender una investigación a fondo de todo esto”.
Además deja secuelas ésta separación:
Ansiedad, pérdida de apetito y de sueño, sensación de abandono y conducta agresiva son algunos de los padecimientos de los niños que han sido separados de sus familias en la frontera. Y aunque sean reunificados con sus padres, los efectos a largo plazo serán permanentes y devastadores.
Así lo advierte un informe del Departamento de Salud de Nueva York (DOH), publicado en la revista científica de la Asociación Médica Estadounidense, sobre las potenciales consecuencias a la salud de la política de separar niños de sus padres en la frontera con México.
El informe recuerda que se ha demostrado previamente que la experiencia de eventos de mucho estrés e imprevistos durante la infancia es acumulativa y puede tener efectos adversos en la salud y bienestar a través de la vida del afectado y posteriores generaciones.
De acuerdo con el informe, la política del gobierno federal de separar a las familias somete a los niños a negligencia emocional, separación, ser testigos de violencia y tener a sus parientes encarcelados.
Indica además que muchas familias inmigrantes llegan a la frontera de EEUU buscando asilo por la violencia relacionada con drogas, pandillas o situaciones domésticas en sus países de origen. Destaca que los niños que están llegando a este país ya podrían haber estado expuestos a numerosas situaciones negativas.
“La línea de demarcación entre el corto y largo plazo no se conoce y las separaciones se están extendiendo de semanas a más de siete meses”, apunta el estudio, que advierte que los efectos emocionales y fisiológicos son acumulativos.
“La reunificación de las familias en un ambiente seguro es necesario para sanar a estos niños”, señala. Y apunta que es probable que los menores afectados por la separación necesitarán ayuda en el futuro específico para superar traumas, que incluya salud física, salud mental y servicios sociales.
Sin embargo, la mayoría de ellos serán deportados a sus países sin ese apoyo y aún los que permanezcan en el país no calificarían o las familias tendrían temor de obtenerlo.
Se estima que aproximadamente 700 menores inmigrantes han sido enviados a Nueva York. A nivel nacional se han reportado miles de casos parecidos.