De los 1,8 billones de plástico de los que está compuesta la mancha del Pacífico Norte, un 94% consiste en microplásticos
Descubierta en 1997, no paró de crecer en las últimas décadas. Ya mide 1,6 millones de kilómetros cuadrados, el equivalente a 3 veces el territorio de Francia, y está formada por unas 80 mil toneladas de plástico.
Corría el año 1997 cuando el capitán y oceanógrafo estadounidense Charles Moore se quedó horrorizado al regresar con su velero de una célebre carrera náutica en el océano Pacífico.
Más de 20 años después, la gran isla se ha convertido en un continente: la mancha plástica se extiende a 1,6 millones de km cuadrados y unas 80.000 toneladas de plástico que no para de crecer, según un estudio científico publicado en 2018 y actualizado en 2023 por la revista Nature.
Si bien este tamaño por ejemplo triplica al de Francia o quintuplica el de la Provincia de Buenos Aires, el continente de plástico del Pacífico resulta invisible para los satélites al estar formada en un 94% por fragmentos de plástico diminutos que se desprenden de otros más grandes por la erosión.
“El nombre Parche de basura del Pacífico ha llevado a muchos a creer que esta área es una mancha grande y continua de desechos marinos fácilmente visibles, como botellas y otros desechos, similar a una isla literal de basura que debería ser visible con fotografías aéreas o satelitales. Este no es el caso. Si bien se pueden encontrar concentraciones más altas de basura en esta área, gran parte de los escombros son en realidad pequeños trozos de plástico flotante que no son inmediatamente evidentes a simple vista”, explican desde la Administración de Océanos de Estados Unidos.
Mientras navegaba por el más grande océano del planeta, Moore, se tropezó con un mar de plástico tan extenso que tardó siete días en cruzarlo. Desde ese entonces esa gran masa de plástico se la conoció como la isla de plástico del Pacífico o el gran parche de plástico del Pacífico.
Esa fue la primera vez que se hizo pública la isla de basura en el Pacífico, uno de los mayores síntomas de la crisis medioambiental que sufre el planeta.
agregaron que los desechos oceánicos se mezclan continuamente por la acción del viento y las olas y se dispersan ampliamente tanto en grandes superficies como en la parte superior de la columna de agua.
Llamada “Gran zona de basuras del Pacífico” (Great Pacific Garbage Patch, GPGP), esta masa está conformada por un gran espacio de desechos (bolsas, botellas, empaques, redes de pesca abandonadas y micropartículas degradadas) que se amontonan en varias zonas, bajo el efecto de torbellinos gigantes formados por las corrientes marinas.
Esta acumulación de basura se generó por las millones de toneladas de desechos plásticos dispersos en el océano que son arrastrados por las corrientes hacia el giro del Pacífico Norte (un punto de convergencia de las corrientes en el que el agua se mantiene estática). En ese punto, las corrientes de rotación las agrupaban y las devolvían de manera cohesionada al océano. Esta es la manera, en que se formó una gran sopa de basura flotante que se encuentra a la deriva hoy en día.
Cuando los residuos plásticos confluyen en el mar, terminan siendo fragmentados en trozos más pequeños a causa de la erosión y de agentes externos, como el sol, el viento o los microorganismos.
Por este motivo, de los 1,8 billones de plástico de los que está compuesta la mancha del Pacífico Norte, un 94% consiste en microplásticos.
La isla de basura del océano Pacífico no es la única isla de basura que existe, aunque sí fue la primera de la que tenemos registro. En años sucesivos se han descubierto otras islas de basura: como por ejemplo la del Atlántico Norte (2009), el Índico (2010) y el Pacífico Sur (2011). Y en 2017, se confirmó la existencia de la última en el Atlántico Sur.
científico Laurent Lebreton, es el autor principal de ambos estudios publicados en Nature y pertenece a la Fundación The Ocean Cleanup con sede en Países Bajos.
“La situación está empeorando. Esto pone de relieve la urgencia para tomar medidas y detener la llegada de plásticos al océano, así como para limpiar el desastre que ya se ha formado”, explicó el experto en temas ambientales que trabajó por tres años en la investigación de la isla de plástico, durante los cuales ha utilizado botes y aviones para poder trazar un mapa de esta zona.
Ubicada al norte del océano Pacífico, la isla de basura plástica está sometida a corrientes rotativas y vientos que ocasionan que los desechos marinos de todo tipo, pero principalmente plástico, converjan creando un área de basura que recibe el nombre de isla.
“Contrario a la opinión popular, la mayor parte de la isla de basura está formada de microplásticos que dan forma a una superficie flotante, mientras que solo algunas botellas, envases y toda clase de envolturas en los extremos mantienen su aspecto original”, apuntan desde la Fundación Aquae.
No obstante, el nuevo estudio revela que los desechos se están convirtiendo en el hábitat de diversas especies. Las muestras recolectadas develaron que en 103 toneladas de desechos plásticos, el equipo analizó los plásticos y descubrió que entre los principales habitantes de la isla de basura se encuentran anémonas, hidroides y pequeños crustáceos llamados anfípodos.
Estas “comunidades neopelágicas”, descriptas en el estudio no sólo han colonizado el plástico de la isla de basura, también lograron prosperar en mar abierto como nunca antes había sucedido gracias a los desechos del Pacífico. La preocupación principal de los científicos es la capacidad de estas especies para modificar el ecosistema y representar una amenaza para las especies nativas en un entorno que se ha mantenido inalterado durante milenios antes de la existencia del plástico.
El estudio afirma que los microplásticos suponen un 8% del peso total de la isla. El resto son plásticos más grandes. Su gran presencia aumenta la peligrosidad para el ecosistema, ya que al ser de pequeño tamaño dichos fragmentos son fácilmente consumibles por animales marinos.
En efecto, miles de peces, aves y mamíferos marinos mueren cada año al confundir estos microplásticos con alimento y sufrir intoxicaciones irreversibles. Y el problema no acaba ahí; muchos de estos microplásticos luego acaban estando presentes en la dieta que ingerimos, como es el caso del pescado, el marisco o incluso la sal producida para alimentación.
Se estima que cada año 100.000 animales marinos son heridos, asfixiados o ahogados por desechos plásticos presentes en el mar. Igualmente, la presencia de microplásticos puede tener consecuencias impactantes sobre la salud humana. En 2016, un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) señalaba la presencia de microplásticos en hasta 800 especies de peces, moluscos y crustáceos.
Si las tendencias actuales en materia de producción y gestión de desechos continúan, podría llegar a haber 12.000 millones de toneladas de desechos plásticos en basureros y en el ambiente natural de aquí a 2050.