Después de las 20:50 del sábado, el preso más peligroso de México recibió su medicación en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, a 90 kilómetros de la capital mexicana. Desde ese momento se transformó en un ‘topo protegido’.
Una diminuta celda de cuatro por cuatro metros en el área de tratamientos especiales lo alojaba desde que fue atrapado en 2014. Iluminada las 24 horas y con dos cámaras de seguridad permanentes, nadie se explica cómo pudo hacer Guzmán para introducirse en la boca rectangular de 54 centímetros que abrió debajo de la ducha y de allí trasladarse por un túnel de 1,5 kilómetros hasta una casa en construcción fuera del recinto penitenciario desde donde huyó con paradero desconocido.
Guzmán tiene 58 años y bate un récord Guinness al convertirse en el primer capo del narcotráfico en escapar por segunda vez de las manos de las autoridades mexicanas, después de su primera fuga, en 2001, del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco.
Lo único que se conoce es que Guzmán – jefe del cártel de Sinaloa - asestó, así, un duro golpe al Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (PRI), quien se encontraba en una visita de Estado en Francia. Desde París, el mandatario afirmó: “Esto es una afrenta contra el Estado mexicano”, tras lo cual instruyó el inmediato operativo militar y policial para recapturar a Guzmán.
El túnel debajo de El Altiplano es fiel prueba de que el operativo se planificó con meses de anticipación y señala que participaron decenas de cómplices, entre los que no se descarta se encuentren efectivos se seguridad del penal y altas autoridades policiales y políticas mexicanas. Es que la fuga de Guzmán fue anticipada, días antes, por su propio hijo, Iván Archivaldo Guzmán que en un mensaje en su cuenta de Twitter afirmó: “Traigo gente armada y les prometo que el General pronto estará de regreso”.
La periodista y escritora mexicana Anabel Hernández, la mayor especialista en temas de narcotráfico de ese país, señaló que es sencillamente imposible que los policías que vigilaban al Chapo Guzmán no se hayan percatado de que ya no estaba en la celda. Desde el recinto hasta la casa donde está el otro orificio de salida hay una distancia de 1,5 kilómetros, distancia que exige - al menos - 40 minutos.
“La misma red de corrupción que lo ayudó a fugar en 2001, ahora lo ha puesto nuevamente en la calle”, indicó Hernández a CNN. Temor de los vecinos Los vecinos de la prisión aseguran haber escuchado por la noche sirenas de patrullas y helicópteros.
"¡Qué bueno que no sacamos ni las narices en toda la noche!", dijo Francisco Flores, mientras que su vecina Leticia Molina rezaba: "¡Ay diosito!, que no vaya a ser que todavía esté por aquí ese fulano". El escape del líder del cártel de Sinaloa fue "impecable, implicó una obra de ingeniería impresionante", estimó para la AFP Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"Seguramente el capo planeó esto desde que llegó a la cárcel", valiéndose de una red de corrupción dentro y fuera del penal para lograr esta fuga "de película", comentó. El Chapo, quien llegó a ser el delincuente más buscado por México y Estados Unidos, fue detenido por primera vez el 9 junio de 1993 en Guatemala.