Este domingo 30 de octubre, los brasileños eligen a su próximo líder. La elección será entre el actual presidente, Jair Bolsonaro, y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Ana estaba en su iglesia evangélica local en el noreste de Brasil cuando el pastor comenzó a predicar. El mensaje se enfocó en un versículo familiar: "Mas buscad primeramente su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
Pero la interpretación del pastor fue inusual. "Dijo que debemos proteger el reino de Dios votando por un candidato presidencial que no cierre todas las iglesias del país", cuenta Ana (le hemos cambiado el nombre porque tiene miedo de que la reprendan en la iglesia).
Este domingo 30 de octubre, los brasileños eligen a su próximo líder. La elección será entre el actual presidente, Jair Bolsonaro, y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Ninguno de los candidatos ha dicho que cerrará iglesias, pero Bolsonaro ha insinuado que Lula lo haría si fuera elegido. Los seguidores del mandatario han difundido esa afirmación falsa.
El mensaje dentro de la iglesia de Ana fue claro: voten por Bolsonaro. Estaba desconsolada. "Me sentí frustrada y enferma. Quería levantarme e irme. He decidido regresar solo cuando terminen las elecciones", dice.
La experiencia de Ana se refleja en otras iglesias evangélicas de Brasil, donde los pastores han sido acusados de difundir desinformación destinada a cambiar los votos de sus congregaciones.
Brasil es tradicionalmente católico, pero desde la década de 1950 el protestantismo evangélico se ha extendido por todo el país, siendo particularmente popular entre personas negras, mujeres y pobres.
Ahora, los evangélicos constituyen casi un tercio de la población. Se los considera más comprometidos con sus comunidades y cada vez más influyentes en la política: el 20% de los legisladores en la cámara baja son cristianos evangélicos y forman un caucus poderoso.
Ambos candidatos -que son católicos- vienen cortejando fuertemente a los evangélicos. Pero para influir en estos votos, sus campañas han estado plagadas de desinformación.
Muchas iglesias evangélicas tienen pantallas gigantes que suelen mostrar pasajes de la biblia. Ahora también se están utilizando para mostrar videos políticos falsos.
En la iglesia local de Patricia en el estado de Minas Gerais, sureste de Brasil, se reprodujo un clip de Lula supuestamente diciendo que el diablo "se estaba apoderando de él".
El video, que también fue difundido en las redes sociales, había sido manipulado. Las palabras que había dicho se editaron y se sacaron de contexto para cambiar su significado original.
Patricia ha sido voluntaria en la iglesia desde 1996, pero decidió irse hace dos semanas por lo que vio durante las elecciones. (Su nombre también ha sido cambiado).
Pastores de la iglesia enviaron el mismo video a un grupo cerrado de WhatsApp donde voluntarios y religiosos planifican su trabajo, cuenta. "Dijeron que teníamos que hacerlo viral, o de lo contrario no estábamos con Dios".
Otros mensajes falsos afirmaban que un gobierno de izquierda permitiría los abortos (la ley brasileña actualmente es muy restrictiva), crearía baños unisex para niños y dejaría que la homosexualidad "se apoderara del país".
Todos son temas que se ha demostrado que preocupan a los votantes evangélicos. "Me entristece mucho. Los pastores están sembrando miedo desde el altar. Están profanando la fe", dice Patricia.
Los investigadores llaman a esto un "tsunami" de noticias falsas tanto en internet como afuera, dice la politóloga Ana Carolina Evangelista, del Instituto de Estudios Religiosos de Brasil.
La mayor parte del contenido se centra en el miedo a la pérdida de la libertad religiosa y el pánico moral.
Mario Henrique de Souza fue militar y ahora es abogado en el sur de Brasil: "Soy evangélico desde los 18 años. Siempre hubo esta retórica durante las elecciones, pero de una manera más sutil".
Ahora, dice que en la iglesia escucha que si gana la izquierda, confiscarán las propiedades y enseñarán en la escuela a los niños de 6 años a tener relaciones sexuales. Según Evangelista, la desinformación que se difunde en las iglesias "juega con miedos que a veces son reales".
"Las condiciones de vida han empeorado en Brasil y el pánico puede desencadenarse más fácilmente. El segmento evangélico sigue siendo una minoría -aunque sea una minoría abrumadora-, que cree que su libertad religiosa alguna vez no fue respetada". Ella cree que la interferencia electoral dentro de las iglesias ha sido efectiva para influir en las mentes de las personas.
Los sondeos del instituto de encuestas Datafolha muestran que la población evangélica comenzó la campaña dividida en partes iguales entre los dos candidatos: en mayo, el 47% de los evangélicos dijo que votaría por Bolsonaro, mientras que el 45% elegiría a Lula.
Cinco meses después, a mediados de octubre, el 65% declaró su intención de votar por Bolsonaro, mientras que el 31% prefería a Lula.
Después de la primera vuelta electoral, la campaña de Lula devolvió el fuego, dirigida informalmente en internet por un congresista evangélico de izquierda llamado André Janones.
Janones animó a los seguidores de Lula a hacer que Bolsonaro "pruebe de su propio veneno". Algunos hicieron lo que se les dijo. Resurgió un video de Bolsonaro hablando en una logia masónica en 2017, insinuando que tenía conexiones con la masonería.
Muchos cristianos creen que la masonería es incompatible con su fe. El video se volvió viral. Bolsonaro confirmó que acudió a una logia masónica y dijo que lo hizo porque es un presidente "de todos". Janones luego grabó un video frente a una enorme iglesia evangélica en São Paulo con el título: "¡URGENTE! Bolsonaro hace un pacto con una secta masónica para ganar las elecciones".
En el video en sí, sin embargo, se abstiene de la falsa acusación del título, haciendo comentarios dudosos sobre la conexión de Bolsonaro con la masonería.
"Trabajo con la duda, no difundo noticias falsas. Estoy usando un modus operandi similar al de ellos, pero estoy convencido de que vale la pena para la democracia", defiende Janones. "No estoy a favor de lo que estoy haciendo. Pero si un oponente me está apuntando con un rifle, no puedo ofrecerle una flor. También tengo que usar un rifle". Pero toda esta desinformación dirigida a las personas religiosas puede resultar contraproducente.
"Están transformando el evangelio en algo que no es. No es mentiras, es la verdad. No es odio, es amor", dice el abogado Mario Henrique de Souza. Hace tres semanas, se levantó y se fue, en medio de un sermón, y no miró hacia atrás.