Pablo Milanés considera que la música de hoy es "escasa, superficial, carece de poesía, sentimientos y técnica" y por ello ha querido recuperar viejos ritmos tradicionales cubanos, la música antigua y barroca, además del jazz en su nuevo disco "Renacimiento". Y es que al Pablo Milanés que conquistó en los 80 a toda una generación, le cuesta hacer llegar su música a la juventud actual.
"El público joven está permeado de una superficialidad extraordinaria y no es culpa de ellos sino de las radiodifusoras y de la comercialización de la mala música", comenta el cantautor cubano en una entrevista con Efe. Supone este disco una exploración musical que le permite retomar buena parte de la música tradicional cubana como el changüí, el guaguancó, el son cubano, el danzón o la conga y rendir tributo "a los grandes", "haciendo honor a aquellos que dejaron estilos maravillosos", comenta el autor de canciones como "Yolanda".
"Influencias tengo muchas, y las reconozco, ni se sabe de cuantos estilos, ni de cuantas personas. Pero con las influencias pasa una cosa, hay que recogerlas y con ellas, hacer un estilo propio", sostiene Milanés. Pretende aportar nuevas fuentes de inspiración ante la crisis que está viviendo el mundo de buena música, ya que los géneros actuales "no están aportando nada para el espíritu, para el corazón, los sentimientos, para el buen gusto, para la formación". "Uno enciende la radio y lo primero que escucha es una música banal, que no tiene sentido.
Es un ruido que se introduce en la mente de las personas a través de los medios de comunicación", argumenta este cantautor que ya trató de difundir los ritmos tradicionales de su país, antes de que naciera Buena Vista Social Club. Lleva décadas Milanés siendo fiel a su estilo, haciendo esa música de autor que le permite definirse como un trovador, un "cronista de su época" y los actuales tiempos le invitan a narrar un mundo que funciona "mal en todas partes", al menos asegura que está peor que hace unas décadas. "El espíritu humano no se rinde, el hombre sigue siendo hombre, sigue pensando en la justicia y la paz pero la política, la economía, la cultura y otros detalles de la vida cotidiana llevan al mundo a la catástrofe, la corrupción y el robo", defiende.
Una crisis que desde Cuba se ve con "optimismo", porque "supone percatarse que no estamos solos, que aunque estamos mal los demás también lo están", bromea Milanés, y es que la isla no se libra de los problemas que acechan al mundo. La revolución, asegura Milanés, "ha cometido muchos errores que han generado heridas profundas y la cura solo se dirige a lo superficial". Se siente ahora Milanés más sabio sobre la vida, más reflexivo que en sus comienzos en la música, y es que al echar la vista atrás se recuerda como un cantautor joven y espontáneo, que encerraba enorme creatividad.
"Antes cualquier cosa me hacía crear una canción, ahora soy un sabio de mi propio quehacer diario, así que todo lo pienso y lo elaboro más. Me cuesta más trabajo ponerme a trabajar pero cuando me siento hay mucho oficio, mucha más sabiduría que hace 40 años", asegura. Pablo Milanés sigue siendo un auténtico trovador y como hacen "los verdaderos" pretende seguir en los escenarios hasta el final. Asegura que le quedan muchos discos por grabar, muchos conciertos por dar; "si me sacan de ahí me muero, y para qué vamos a morir antes", bromea.