También amasó millones con el sector inmobiliario y financiero hasta llegar a la política, seduciendo a la vez telespectadores y votos
Apodado “el inmortal” por su longevidad en política, el senador y empresario había sido ingresado el viernes pasado en un hospital de Milán. Silvio Berlusconi, tres veces primer ministro de Italia y magnate de los medios salpicado por una lluvia de escándalos, falleció a los 86 años a causa de una leucemia, indicó este lunes su portavoz.
Entre los hombres más ricos de Italia, que llegó al puesto 118 en 2011 de la lista de personas más adineradas del mundo, fue un gran comunicador y un anticomunista convencido, amado y odiado con la misma intensidad.
Nacido el 29 de septiembre de 1936, hijo de un empleado de banco, animador de cruceros en su juventud y graduado en derecho, el origen de su enorme fortuna ha desatado todo tipo de especulaciones y sigue siendo incierto.
Incluso se habló de la posibilidad de que proviniera de préstamos hechos por la mafia siciliana según denunciaron varios periodistas. Con sus canales privados de televisión, salpicados de programas con bellas mujeres casi desnudas, conquistó al gran público.
El empresario audaz e innovador que inventó un peculiar e imitado formato de televisión comercial en la década de 1980, tuvo que pasar sus últimos años de vida saliendo y entrando del hospital San Raffaele de Milán, su ciudad natal, por su frágil salud.
El político y empresario, que esquivó en el pasado todo tipo de turbulencias, ganó tres elecciones y lideró uno de los gobiernos más largos de la posguerra, padecía una leucemia crónica, según revelaron sus médicos el 6 abril tras haber sido hospitalizado por problemas respiratorios.
Su aura se mantuvo intacta durante décadas gracias a su personalidad expansiva y su vida disipada, que lo llevó muchas veces al banquillo de los acusados por corrupción, compra de testigos y fraude fiscal.
Conocido por sus orgías ‘bunga bunga’ y sus chistes vulgares, incluso en reuniones internacionales, como cuando comentó el físico de la entonces canciller alemana Angela Merkel, Berlusconi fue todo un personaje en el extranjero además de un emblema de una Italia en rápido crecimiento.
El político y empresario fue primer ministro durante nueve años en total, entre 1994 y 2011 y consolidó su inmensa riqueza en la década de los 80 y 90.
Con el paso de los años, el ‘Caimán’, uno de sus numerosos apodos, se sometió a numerosas cirugías en el rostro para rejuvenecerse, usaba maquillaje para cubrir las arrugas y solía estar acompañado por una novia notablemente joven.
Paralelamente a su historia personal, el partido que fundó, Forza Italia, fue registrando un lento descenso, pasando del 29,43% de los votos en las elecciones legislativas del 2001 a un 8% en 2022.
El magnate estuvo años enredado judicialmente en las demandas presentadas por sus controvertidos festines eróticos durante su mandato de primer ministro, en los que participaba una menor de edad de origen marroquí, “Ruby robacorazones”, a la cual solía presentar como la sobrina del presidente egipcio Hosni Mubarak.
Por ese escándalo, conocido también como “Rubygate”, que suscitó gran interés fuera y dentro de Italia, fue sometido a tres juicios. Si bien fue absuelto por el delito de prostitución de menor, fue procesado por sobornar a los testigos de ese caso, la mayoría modelos y prostitutas, juicios que perjudicaron su imagen.
También amasó millones con el sector inmobiliario y financiero hasta llegar a la política, seduciendo a la vez telespectadores y votos, aunque no logró cumplir su mayor sueño: el de llegar a ser presidente de la República.
Con el holding Fininvest, que contaba con tres canales de televisión, varios periódicos además de la editorial Mondadori, acumuló más poder y su imperio se extendió a nivel internacional.
Cuando la cruzada contra la corrupción de los jueces de la operación Manos Limpias revolucionó a Italia al inicio de la década de los 90, el magnate, que nunca había ocupado un cargo público, se lanzó a las elecciones en 1994 obteniendo un arrasador éxito.
Su original método, con publicidades, mensajes, cartas y regalos a los electores, estuvo marcado también por los ataques feroces a los rivales, los comentarios despectivos y ofensivos contra los comunistas y los jueces, junto con las promesas incumplidas de modernizar el país. Fue el precursor de un estilo de político millonario que ha sido repetido a nivel mundial, que ignora y pasa por alto principios éticos y morales.
El magnate que jamás renunció a sus negocios y empresas, abriendo el debate sobre el conflicto de intereses, en noviembre de 2011 tuvo que ceder bajo los abucheos las riendas de una Italia sumida en una grave crisis financiera.
Condecorado como “Caballero del Trabajo” (‘Cavaliere del Lavoro’) a los 41 años, perdió el título tras la condena definitiva en 2013 a cuatro años de cárcel por fraude fiscal en su empresa Mediaset y por ello expulsado del Senado después de veinte años de presencia continua en el parlamento.
Padre de cinco hijos de dos matrimonios y varias veces abuelo, Silvio Berlusconi no deja herederos políticos, pero sí muchos económicos, tras el reparto de su inmenso patrimonio.