No es un sueño ni una película de ficción. Llegar a Marte es una intrépida aventura de la que quieren formar parte en la vida real dos bolivianos, un hombre y una mujer, cada uno con vidas diferentes, pero con el mismo espíritu aventurero que ahora los impulsa a buscar nuevas emociones para experimentar y para aportar con sus conocimientos.
Zaskia Elena Andrea Antelo Mercado, una cruceña de 20 años, estudiante de Relaciones Internacionales y Antropología, y Eduardo Paul Condori Aspiazu, un orureño de 35 años, licenciado en Informática, además de rescatista y paramédico, son los dos compatriotas preseleccionados entre más de 200.000 postulantes a escala mundial para habitar el ‘planeta rojo’ dentro del proyecto holandés Mars One (Marte Uno), que propone instalar allí una colonia humana.
Esa iniciativa privada, cuestionada por algunos escépticos, prevé enviar sin retorno a los primeros cuatro habitantes en 2025 y de allí a otra cantidad similar cada dos años. En la primera selección internacional quedaron 1.058 candidatos y ahora solo hay 705 aspirantes, que deberán someterse este año a entrevistas personales. Los que superen esa etapa iniciarán un entrenamiento especial y formarán parte de un ‘reality show’ que les hará seguimiento constante, mientras se suman recursos para el viaje.Zaskia Antelo lo ve como un reto personal y profesional. “Es un nuevo desafío.
Quiero ayudar a construir una sociedad de paz. Además, me gustaría apoyar la investigación para que la Tierra no sufra los mismos problemas que Marte. Y en el aspecto antropológico me interesa ver la cultura que se puede crear allá, porque irán personas de diferentes razas y costumbres”, explica. Esta joven mujer confiesa que no teme irse a un viaje sin retorno. “Sería como un renacer para mí. Me gusta vivir nuevas experiencias y conocer otros lugares, que luego los convierto en mi casa.
El hecho de haberme ido a Inglaterra sola a mis 16 años me ayudó a ser más independiente. También estuve en China, fui a estudiar kung fu. Me atraen los ritmos duros y estrictos. Eso me motiva a esforzarme más. Estos viajes me han ayudado a confiar más en mí misma. Conocí muchos estilos de vida. Aprendí más sobre el valor de la humildad y a no juzgar a los demás”, relata. Lo que más extrañaría de la Tierra, según cuenta, aparte de su familia, sería a su novio y a su gatita Elizabeth.
“Si pudiera, me los llevaría”, bromea y admite que preferiría viajar en los últimos grupos del proyecto porque así tendría más tiempo para cumplir sus metas pendientes. Por su parte, Eduardo Condori dice que quiere contribuir con sus conocimientos como informático y paramédico al altruismo humano. “Quiero ser parte de la nueva historia de la humanidad y colaborar a los demás con lo que sé hacer. Me atrae la idea de llegar a colonizar un nuevo mundo. Aquí somos los mayores depredadores del planeta, podemos hacer un gran cambio allá”, enfatiza. Confía en ser elegido entre los finalistas de este proyecto y si no lo logra, quiere volver a postularse hasta conseguir llegar al misterioso ‘planeta rojo’.
“Creo estar preparado y entrenado para enfrentar este desafío. No pienso declinar. Además de que sería un gran orgullo ser un representante de Bolivia en esta travesía”, puntualiza Condori. Eduardo Condori es informático y tiene también una maestría en Telecomunicaciones. Administra la empresa Giga Bolivia, que brinda servicios informáticos a escala nacional. Asimismo, colabora en la fundación Upremedic, que imparte cursos de capacitación en el área prehospitalaria. Tiene cuatro hermanos (tres varones y una mujer). Asegura haberse criado en un ambiente de superación constante.
“De niño siempre buscaba sobresalir entre todos. Como parte de mi trabajo viajó a varios lugares dentro y fuera de Bolivia”, señala. Destaca con emoción el entrenamiento que obtuvo en el grupo de búsqueda y rescate SAR de la Fuerza Aérea, al que se unió al terminar la universidad. “Actualmente estoy colaborando como voluntario con el servicio de búsqueda de la Armada boliviana. En esas misiones he ido capacitándome en rescate, y luego me gradué como paramédico con especialidad en atención prehospitalaria. Esta actividad ha reforzado mi vocación de ayudar, sin esperar nada a cambio.
Una sonrisa y un gracias son mi mejor recompensa”, exclama. Además de sus actividades laborales, disfruta de pasar varias horas en internet informándose e intercambiando conocimientos y experiencias. Además dice que le gusta cocinar y ver películas de acción y ciencia ficción. Asegura mantener una actitud optimista y valora la sinceridad. En 10 años se ve en Estados Unidos siendo ya capacitado dentro del proyecto Mars One. “Confío en que llegaré hasta la última fase y si no lo consigo, volveré a postular porque la convocatoria se repetirá cada dos años. Estoy decidido”, asegura.