La escultural modelo del cuerpo pintado y de los segmentos cómicos de Sábado Gigante no es centroamericana, ni caribeña es boliviana.
Desde que adquirió su residencia en Estados Unidos y luego su ciudadanía, Daniela visita a su familia en Bolivia cada que el tiempo en la televisión se lo permite. Trata de venir cada año y esta vez, incluso, grabó algunos programas en Cochabamba que podríam ser emitidos por Univisión.
No fue difícil concertar una entrevista. Amable, sincera y con ese típico cariño que se expresa en su hablar bien cochabambino, Daniela abre su corazón y cuenta todo lo que atravesó en su vida para llegar a ser la modelo, locutora de radio y actriz cómica que hoy es. Asume que ser elegida Miss Piernas en Sábado Gigante, le abrió las puertas que ella con mucho trabajo logró destrabar.
Labrando camino Su niñez no fue fácil, pero el apoyo de su madre fue crucial para cumplir sus sueños. Cuando tenía un año, su progenitora, Rosa María Ugarte, se divorció de su padre, y cuando Daniela cumplió su tercer año de vida se volvió a casar con la persona que ella hoy considera su padre, Rafael Caero. “Para mí él es mi padre, valoro y bendigo mucho también a mi padre biológico, sin embargo, estuvo muy ausente en mi vida, no puedo hablar mal de él porque no lo conozco. He tenido la oportunidad de verlo, pero no de convivir con él”, aclara.
A sus 11 años se emplea en el estudio fotográfico de Jaime Cardona, que en ese entonces, era el fotógrafo de las modelos más reconocidas en Cochabamba. Posteriormente, Daniela trabaja por las tardes, luego de asistir a clases, en la fábrica de papas fritas que su madre instala y donde ella la colabora en la fritura de las mismas. Uno de sus grandes sueños en su adolescencia era ser guaripolera, pero sabía que tenía un alto costo y debía trabajar para poder conseguirlo.
“Estudié en muchos colegios, fiscales y particulares, pero mi deseo era desfilar en la banda de un gran colegio”, relata. En busca de este sueño, a sus 15 años comienza a actuar de jueves a domingo con el famoso actor Daniel Travesí en Café Concert, pudiendo, de esta manera, pagar sus estudios en el Instituto Americano particular, donde logra entrar a la banda y ser una de las guaripoleras.
Mientras trabajaba con Travesí, Daniela empezó a modelar, gracias al empuje de una de sus hermanas mayores que en ese tiempo pasaba clases en la agencia de Marcelo Antezana. “Recuerdo mi primer trabajo como modelo, fue en la feria exposición de Cochabamba, con un señor que vendía piedras zodiacales y hablábamos sobre sus influencias en las personas”, dice.