Este diario que lideró la investigación sobre espionaje en el hotel Watergate y forzó a dimitir al presidente Richard Nixon se venderá por 250 millones de dólares al presidente y fundador de Amazon, Jeff Bezos, después de haber visto cómo sus ingresos de explotación caían hasta un 44 % durante los últimos seis años.
"El periódico seguirá debiéndose a sus lectores y no a los intereses privados de sus propietarios", indicó el propio Bezos en una misiva dirigida a los miles de empleados del Post, en un intento de rebajar la inquietud y disipar los temores propios de un gran cambio tras ochenta años de propiedad familiar del diario. El principal recelo de los periodistas es la incógnita acerca de qué busca un exitoso millonario como Bezos en un negocio actualmente ruinoso como el Post, unas elucubraciones para las que el analista de medios y creador del portal "Newsonomics", Ken Doctor, tiene una respuesta que cuenta con varios respaldos entre los expertos.
"El desembolso por la compra del diario supone menos del 1 % de la fortuna personal de Bezos. Los medios de comunicación constituyen una parte integral de cualquier democracia, y esta creencia está muy extendida entre los ricos", apuntó Doctor, aludiendo a un hipotético carácter filantrópico en el trasfondo de la operación. Doctor no es el único que apunta en esta dirección, y la directora del Centro Tow de Periodismo Digital de la Universidad de Columbia, Emily Bell, defendió esta misma posición en un artículo en The Guardian.
"Grandes fundaciones como la Ford y la Gates han empezado a subsidiar de forma directa el periodismo. No porque sientan pena por él, sino porque creen que sigue suponiendo un beneficio para la sociedad difícil de conseguir de cualquier otro modo", explicó la periodista. Más allá de las intenciones del comprador, la venta del Post por parte de la familia Graham (que lo poseyó durante ocho décadas) supone para Doctor un movimiento "lógico" si lo que se busca es garantizar la supervivencia del diario y que éste siga haciendo periodismo. "En un entorno de múltiples peligros, sólo la visión y la inversión a largo plazo que permitan renunciar a beneficios cortoplacistas pueden sacar a flote a estas compañías", indicó el experto en medios, recordando que Bezos ya ha prometido "inventar" y "experimentar" para avanzar en un sector para el que ahora mismo "no hay un mapa" de futuro.
La premisa básica en este razonamiento -compartido por varios de sus colegas y periodistas- es que el modelo de empresa de capital abierto, en el que hay que rendir cuentas periódicamente con los accionistas y en el que se basaba el Post hasta antes de la compra, no sirve para una coyuntura como la actual en prensa. Un modelo así en una época de crisis del sector obliga a reducir costes para maximizar beneficios y poder devolver la inversión a los accionistas, impidiendo la puesta en marcha de proyectos a largo plazo y dificultando que los beneficios, si los hay, puedan reinvertirse en la propia empresa y potenciar el crecimiento.
En esta línea se expresó ayer el actual propietario del diario y máximo responsable de la venta, Donald Graham, quien en declaraciones al propio Post asumió que, aunque éste "podría haber sobrevivido" en su propiedad y "haber sido rentable en un futuro inmediato", lo que la empresa busca es "algo más que la mera supervivencia". De haber seguido en su propiedad, el histórico diario se habría visto abocado a recortes de personal, según admitió Graham, lo que hubiese dificultado que mantuviese los estándares de trabajo periodístico que mantienen al periódico más vendido de la capital de EEUU como uno de los de referencia en todo el mundo.
"El periodismo juega un papel crítico en una sociedad libre, y The Washington Post es especialmente importante. Quisiera destacar dos tipos de coraje que los Graham me han enseñado y que espero mantener. El primero es el coraje para esperar, asegurarse y buscar otra fuente. El segundo es el coraje para decir 'sigue adelante con la noticia', sin importar lo que cueste", concluyó la carta de Bezos a sus nuevos empleados.