"Recuerdo esa noche, cuando estábamos viendo las noticias y empezaron a hablar de un audio que pasaron y también de una mujer, entonces fue cuando reconocí que era la misma voz; es la misma voz que me decía la misma cara tenía, es la misma persona que a mí me ha hecho es la misma persona" rememoró entre sollozos la joven
Maribel (nombre ficticio) es el nombre de una muchacha de 19 años que vive y trabaja en la ciudad de Cochabamba y que reconoció al asesino serial, Richard Choque Flores, como la persona que la contactó y asaltó en la primera quincena de enero. Esta mañana se presentó en las oficinas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) de esa ciudad para sentar la denuncia y, posteriormente, contar a los medios de comunicación el trágico momento que le tocó vivir.
“(Recuerdo) esa noche, cuando estábamos viendo las noticias y empezaron a hablar de un audio que pasaron y también de una mujer. (Entonces fue cuando reconocí que) era la misma voz; ‘es la misma voz que me decía’; la misma cara tenía. Esta es la misma persona que a mí me ha hecho (…); es la misma persona”, rememoró entre sollozos la joven.
Cuando las autoridades dieron a conocer la identidad del asesino serial no descartaron que el mismo haya actuado en las ciudades de Cochabamba y Santa Cruz. Ese mismo día indicaron que se iniciaría la investigación. Una semana después apareció Maribel quien, incluso, proporcionó dos videos del momento en que llegó Choque Flores hasta el lugar donde ella vivía.
De acuerdo con su relato, la vía que la condujo hasta el asesino serial fue Facebook. En esta red social encontró una oferta de empleo que consistía en entregar “paquetes” y aceptó el trabajo.
Sus empleadores, el 15 de enero, le instruyeron ir a la terminal de buses de Cochabamba. Una vez en el lugar, una mujer (empleadora) la contactó por WhatsApp y le dijo que las cajas estaban al lado de la puerta principal.
Efectivamente, allí encontró “las cajitas” y para entregarlas solo debía cruzar la calle. Estaba en esa tarea cuando apareció un hombre, quien le dijo que tomara los paquetes y lo siguiera mientras que, a través del teléfono, la mujer le instruía que siga a ese desconocido.
El desconocido resultó ser Richard Choque Flores y ese fue el primer contacto que tuvo con él. La joven prosigue con su relato y señala que el asesino serial le preguntó dónde podría hacerle la entrega de "las cajitas", a lo que ella le dijo que se estaba hospedando en un alojamiento y que allí podían hacer efectiva la entrega.
Una vez en el lugar, Choque Flores sacó de su mochila una gorra de Policía, esposas y lo que parecía ser un uniforme de la institución verde olivo. Tomó la caja y la abrió, luego tomó el contenido y la increpó indicando que se trataba de drogas. Acto seguido, la acusó de ser una narcotraficante.
La joven afirma que Choque Flores deshizo la habitación, supuestamente, buscando “pruebas”. Encontró Bs 5.000 que era producto del ahorro de su trabajo y se los arrebató, así como su teléfono celular. Luego, procedió a enmanillara y simuló una llamada telefónica con una persona al que le decía: “mi coronel”.
Ella le pidió llamar a su tía para que le ayudara, pero el ahora denunciado y preso (de nuevo) se opuso y la amenazó con llevarla a la cárcel. La muchacha se aterrorizó y dejó que se llevara todo. Él le dijo que no llamara a nadie, que tres días después recién podía activar su número y se fue.
Los momentos en que Choque Flores llegó y salió del alojamiento fueron grabados en las cámaras de seguridad y se constituyen en pruebas que ya están en manos de la Felcc. Las mismas la joven entregó en una copia a la periodista Carmen Challapa.
Estos crímenes de Richard Choque Flores, de 32 años, han consternado a los bolivianos y ya han provocado la aprehensión del juez que le cambió cárcel por casa.
A principios de esta semana la Policía encontró los restos mortales de dos adolescentes enterrados en la casa de Choque Flores, en El Alto, donde vivía. Iris V. (15) y Lucy R. (17) habían sido reportadas como desaparecidas en 2021.
Tras la aprehensión del ahora denominado "asesino serial" se conoció que al menos 70 menores habían sido abusadas. Una vez el caso fue de conocimiento público, el abogado John Tapia Soliz reconoció que el nombre del acusado era el mismo que el del sujeto al que le siguió un proceso por asesinato en 2013.
Tapia llevó el proceso en contra de Richard, hombre que había secuestrado, abusado sexualmente, torturado y asesinado a Blanca Rubí Limachi Sirpa, una joven que fue su estudiante en la universidad.
De esa forma se supo que el juez Rafael Alcón benefició con detención domiciliaria a Richard. La solicitud se inició el 24 de diciembre de 2019 y el 27 de diciembre ya estaba cumpliendo condena en su casa, según datos del ministro de Justicia, Iván Lima.
Ahora el expediente original de su causa, con condena de 30 años por asesinato y secuestro, desapareció de juzgados y su cómplice, José Luis Casilla Machaca, aún no recibe condena, pese a que el proceso se inició hace siete años.