La investigación fue encabezada por el abogado penalista de la Universidad de Chile, Waldo Bown y para ella se entrevistaron a más de 100 personas
Compañía de Jesús reveló el martes desde Chile que uno de sus más distinguidos miembros, el ya fallecido padre Renato Poblete Barth, abusó sexualmente de al menos 22 mujeres, cuatro de ellas menores de edad, y mantuvo relaciones estables con seis de las víctimas.
Líder de la congregación religiosa, Cristián del Campo, dio a conocer los resultados de una investigación en la que colaboraron 102 entrevistados y fue ordenada en enero pasado, luego de que la primera denunciante pública de Poblete, Marcela Aranda, académica de Teología de 53 años, acusara al cura de abusos. "Me llevaba donde otros hombres para que me violaran y me pegaran por turnos", aseguró a un medio local.
"En el caso de Renato Poblete Barth el aparente éxito de su labor apostólica obnubiló nuestra capacidad de supervisar su rutina cotidiana y controlar debidamente su manejo de dinero", admitió Del Campo el martes en rueda de prensa. Añadió que "el poder del dinero sumado al poder que ya tenía, su prestigio público y su calidad de sacerdote fue lo que permitió que el acusado tuviera diversas posibilidades de utilizar su poder para abusar de mujeres".
Además de la denunciante y de las mujeres que se involucraron en relaciones "estables", otros 16 casos "se refieren a abusos sexuales de mujeres mayores de edad consistentes en un abordaje sexual inesperado y violento", mientras que en cuatro se trató de menores, "en el marco de relaciones de dependencia psicológica, moral o económica con las familias de las víctimas".
Denuncia de Aranda contra Poblete ocasionó otro fuerte remezón al interior de la Iglesia Católica chilena, que desde hace más de un año enfrenta una crisis originada en centenares de denuncias de abusos sexuales cometidos por curas y religiosos contra menores de edad. El grueso de las denuncias ocurrió tras la visita del papa Francisco a Chile en enero de 2018, cuando el pontífice descalificó a denunciantes de abusos, lo que desató un escándalo internacional. Un par de enviados suyos a este país concluyeron que los obispos chilenos vivían hace décadas una cultura del abuso y encubrimiento.
Poblete, fallecido en 2010, era considerado casi un santo antes de ser denunciado por Aranda. Incluso un parque público llevaba su nombre y había una estatua suya, pero tras la denuncia las autoridades cambiaron el nombre y retiraron la estatua para fundirla.
Aranda aseguró que el sacerdote y capellán de la obra benéfica Hogar de Cristo empezó a abusar de ella cuando tenía 19 años y que los abusos se prolongaron de 1985 hasta 1993. Agregó que mientras era violada por un grupo de sujetos, Poblete miraba.
En entrevista con un canal local de televisión afirmó que "lo más terrible y que me hace sufrir es que él me obligó a abortar y no sólo una vez, tres veces. Tres niños que nunca pude abrazar, arrasados por un hombre abominable".
Primera denuncia de la mujer ocurrió ante la comisión de escucha creada por el arzobispo Charles Scicluna, un enviado del papa para dimensionar la magnitud de los abusos en Chile, y luego dio declaraciones a la prensa.
Del Campo dijo que la investigación de la Compañía sobre los abusos de Poblete concluyó que todos los hechos afirmados por Aranda son "plausibles y creíbles".
Añadió que además de Aranda testificaron otras 21 mujeres sobre los abusos que sufrieron en poder de Poblete, quien, dijo, se aprovechaba de su poder como religioso, económico y sicológico. Ellas no aceptaron que fueran reveladas sus identidades. Del Campo las llamó a denunciar a los tribunales de justicia cuando estén preparadas para hacerlo.
Frente a estos hallazgos, la Compañía de Jesús pidió "perdón a todas y cada una de las víctimas de abuso", al tiempo que reconoció su responsabilidad ética como institución por facilitar o no evitar las conductas de Poblete.
El líder jesuita concluyó que en la Compañía "fallamos en reaccionar con decisión, diligencia y eficacia ante las noticias, informaciones o señales preocupantes. Esta inacción permitió que se llevaran a cabo abusos de gravedad, sin impedir que el comportamiento abusivo continuara".