La ruta de vuelo para los que decidan viajar también es arriesgada: algunas aerolíneas rusas ya no pueden utilizar aviones alquilados en Occidente o en Estados Unidos
El sello rojo de salida en mi pasaporte despeja el camino: fuera de la Federación Rusa, dentro de la Unión Europea (UE). Poco antes de la medianoche, se me permite salir del territorio ruso. El joven guardia fronterizo, que acaba de ponerme el sello, sonríe amablemente: "¡Que tenga un buen viaje a casa! Ya no puede volar". No, en efecto, no se puede. Al menos no directamente. Pero se puede ir a pie hacia occidente.
Una pequeña barrera abre el camino. Tras ella, se pasa por una gran puerta de hierro sobre un puente cercado. Un viento frío nocturno me acompaña en mi caminata con dos maletas por el río fronterizo de Narva, entre la ciudad rusa de Ivangorod y la estonia del mismo nombre, Narva. 162 metros en tierra de nadie: a la izquierda, un carril para camiones, a la derecha, debajo de mí, las aguas negras del río fronterizo. En la orilla opuesta observo el castillo medieval de Narva iluminado; detrás de mí se encuentra un país que actualmente enfrenta a medio mundo con su política medieval.
Después de caminar cinco minutos por el puente de Druzhba, el "Puente de la Amistad", llego no solo a la otra orilla, sino también a otro mundo. Hoy no queda nada de la antigua amistad entre Rusia y la Unión Europea. Antes de cruzar el puente fronterizo, hice un viaje de diez horas en tren desde Moscú y San Petersburgo hasta la frontera ruso-estonia.
Tras cruzar la frontera y pasar la noche en Narva, me queda un viaje de cuatro horas en autobús hasta la capital estonia, Tallin, y desde allí dos horas de vuelo hasta Berlín. Lo que en los últimos siete años de mi vida como corresponsal en Rusia podía hacerse en dos horas y media en un vuelo directo de Moscú a Berlín, esta vez me llevará un día y medio.
Sin embargo, mi forma de cruzar la frontera a pie no es la única manera de salir de Rusia. La ruta aérea también está disponible. Pero si alguien quiere volar a Occidente estos días, tiene que gastar bastante más y esperar. Los vuelos, exorbitantemente caros, con escala en Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Bakú o Ereván tienen actualmente más demanda que nunca. El espacio aéreo de la UE está cerrado a los aviones rusos, y el espacio aéreo ruso está cerrado a los aviones de Occidente.
La ruta de vuelo para los que decidan viajar también es arriesgada: algunas aerolíneas rusas ya no pueden utilizar aviones alquilados en Occidente o en Estados Unidos. De modo que las personas que vuelan se arriesgan, al menos en teoría, a quedarse varadas durante una escala en un tercer país y a no llegar a su destino. El grupo aéreo europeo Airbus y el fabricante estadounidense Boeing también han suspendido el servicio técnico para los aviones de las aerolíneas rusas.
No se puede hablar de un éxodo masivo de Rusia. En cualquier caso, no son muchos los que pueden permitirse abandonar el país en vista de las sanciones occidentales. Incluso si estas fueran solo sea temporales, porque nadie sabe lo que va a pasar después. Los rumores sobre la supuesta huida de algunas destacadas estrellas rusas del pop no dejan de circular. Algunos de ellos han criticado públicamente el ataque ruso a Ucrania y ahora temen ser perseguidos por las fuerzas de seguridad, dicen las fuentes.
Muchos de los que permanecen en Rusia temen a un aumento de la inflación, del desempleo y al deterioro del nivel de vida. Desde hace días, la moneda rusa, el rublo, cae y los tipos de interés de los préstamos suben. Algunos expertos económicos advierten que la economía rusa podría contraerse hasta un diez por ciento este año.
Pero también en la ciudad estonia de Narva, al otro lado del "Puente de la Amistad”, la gente teme que su situación económica empeore. Los precios de la gasolina, que llevan días subiendo, son un tema constante allí.
Lo que noto de todas formas durante mi corta noche en un hotel de Estonia es la temperatura en la habitación, mucho más fría que en Rusia. Eso demuestra que también el gas está más caro.