Si los niveles globales actuales de emisiones de carbono persisten hasta finales de este siglo, el planeta perderá de promedio el 17% de su cosecha de cebada
Grupo de expertos del cambio climático de la ONU esbozó la semana pasada los rasgos del futuro apocalíptico que le aguarda a la humanidad si no logramos disminuir los niveles actuales de emisiones de gases de efecto invernadero.
Entre los malos augurios figura una mala noticia para los aficionados a la cerveza, pues el calentamiento global podría reducir la producción de esta bebida y poner su precio por las nubes.
En el trabajo, un grupo internacional de científicos de China, Reino Unido y EE.UU. calculó con ayuda de una simulación informática el impacto que el clima —cada vez más cálido y árido— tendrá en la producción mundial de cebada, ingrediente principal de la cerveza.
análisis les permitió concluir que, en el peor de los casos, si los niveles globales actuales de emisiones de carbono persisten hasta finales de este siglo, el mundo perderá de promedio el 17% de su cosecha de cebada, mientras que algunas regiones, incluidas algunas europeas, podrían perder casi la mitad de su ganancia.
Según los investigadores, la disminución de la cosecha de cebada tendrá un impacto drástico tanto en la cantidad de cebada, como su accesibilidad y precio en todo el mundo.
"El clima futuro y las condiciones de los precios podrían poner la cerveza fuera del alcance de cientos de millones de personas en todo el mundo", comenta el coautor del estudio Steven Davis, profesor de la Universidad de California, citado por Live Sciense.
Para el año 2099, escriben los autores, el precio de la cerveza podría aumentar hasta en un 656% respecto a los precios actuales, dependiendo de las condiciones climáticas y de la región donde se observan.
En Irlanda, por ejemplo, donde se registra el mayor consumo de cerveza per cápita, los precios se incrementarían ente un 43% y un increíble 338 % por botella. Según la investigación, eso equivaldría a gastar 20 dólares adicionales por un pack de seis botellas Guinness, y eso sin tener en cuenta la inflación.