Es un fenómeno que contrasta con el fuerte invierno que viven varios países de europa, no es tan inusual, pero preocupa por presentarse con más frecuencia
Diarios europeos han bautizado el fuerte invierno que vive el viejo continente como la “bestia del este”, un nombre que tiene unas cifras que empiezan a alarmar a las autoridades: en los últimos tres días las bajas temperaturas han cobrado la vida de diez personas. Además, en ciudades donde el frío ha superado los -10?C, como el caso de Varsovia, en Polonia, las víctimas llegan un centenar.
Los récords de frío que ha dejado esta temporada contrastan con un fenómeno que tiene desconcertados a algunos científicos. En el Polo Norte se está experimentando una inusual ola de calor. El sábado pasado la temperatura alcanzó los 7,2?C, algo similar de lo que puede sentirse en una madrugada en Bogotá.
¿Qué está sucediendo? ¿Por qué mientras Europa se congela y la nieve obliga a los gobiernos a cerrar escuelas y a cancelar vuelos, en el Ártico se presenta este fenómeno?
Culpar al cambio climático sería la respuesta más rápida para resolver estos interrogantes. Sin embargo, como le explicó la Organización Mundial de Meteorología (OMM) a la cadena británica BBC, se trata de un episodio extraño pero del que ya se tienen antecedentes.
De acuerdo con ese organismo, lo que sucede se debe a un “evento de calentamiento estratosférico repentino” que, en palabras sencillas, hace que el viento empuje aire hacia el Polo Norte con temperaturas por encima de los 0 ?C.
“El evento de calentamiento estratosférico provocó una división en el vórtice polar, que es un área de baja presión en la atmósfera superior, con remolinos de vientos del oeste que circulan a su alrededor”, le aseguró la OMM a la BBC. “Esa división a menudo provoca vientos fríos del este procedentes de Siberia que influyen en las temperaturas de Europa”.
Pero pese a no ser tan inusual, las altas temperaturas inquietan a expertos porque es muy probable que el hielo empiece a ser más delgado y, por ende, más sensible al calor. De derretirse con más rapidez afectaría el nivel del mar y todo el planeta se vería afectado. Eso ocurriría en caso de que esas “olas de calor” empiecen a repetirse con más frecuencia. Y en ese punto, como le dijo al portal Vox Marco Tedesco, geofísico de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, todo cambia. “Es extremadamente excepcional”.