Las sanciones impuestas contra Rusia, que afectan ante todo al sector energético, están disparando los precios en distintas partes del mundo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que su país no se verá afectado por el bloqueo estadounidense de las importaciones del petróleo ruso. Mientras, en la Unión Europea hay posturas dispares sobre la desconexión del gas que vende Moscú, pero sus líderes llaman a América Latina a levantar un cerco al país euroasiático.
Director general para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior, Brian Glynn, aseguró este martes que la Unión Europea (UE) va a trabajar "estrechamente" con los países de Latinoamérica para "aislar a Rusia" y demostrarle que "el mundo está unido en que esta guerra no es justa".
Tras un diálogo de alto nivel entre la UE y el Gobierno ecuatoriano en Quito, Glynn destacó en una entrevista con Efe el papel de Ecuador, que "no solo ha votado a favor de las resoluciones de las Naciones Unidas, sino también ha actuado con la UE para buscar una salida a esas crisis".
"Europa está en guerra, pero la Unión Europea no está en guerra con nadie. Ucrania está en guerra, y es una guerra sin justificación, causada por el presidente (de Rusia) Vladimir Putin. No estamos en guerra con el pueblo de Rusia, pero esa guerra sí va a tener consecuencias", advirtió el diplomático europeo.
Preguntado sobre si este escenario hará que la UE busque afianzar más los lazos con Latinoamérica, indicó que para su jefe, el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, "la relación política con América Latina siempre ha sido una prioridad".
"Ahora él ve la necesidad de tener relaciones más fuertes con América Latina, entre ellos Ecuador", apuntó Glynn.
En ese sentido, destacó la colaboración estrecha de la UE para dar facilidades a los ciudadanos de países de Latinoamérica que se encontraban en Ucrania cuando comenzó la guerra y que debieron transitar por territorio de la Unión Europea hasta poder llegar a sus naciones de origen.
Entre esas comunidades desplazadas por la guerra, una de las más numerosas es la de Ecuador, con cerca de 800 ciudadanos, para quienes el Ejecutivo ecuatoriano pidió a la UE facilidades de tránsito ya que no disponían del visado Schengen.