Entre recuerdos de la dictadura y homenajes a los "aguerridos" estudiantes chilenos, el trovador cubano Silvio Rodríguez prendió este sábado la mecha de un multitudinario concierto para festejar en Santiago el centenario del Partido Comunista chileno.
Tras una calurosa jornada, preludio del verano austral, unas 50.000 personas abarrotaron el Estadio Nacional con banderas rojas, la hoz y el martillo estampadas, dispuestas a corear los estribillos de una larga lista de invitados al escenario. Sede de numerosos acontecimientos deportivos y usado en jornadas electorales como multitudinario centro de votaciones, este recinto tiene grabadas las heridas de una época, el año 1973, en que fue utilizado como centro de represión y tortura por la dictadura de Augusto Pinochet.
Puño en alto y al grito de "el pueblo unido jamás será vencido", la multitud, que formaba una amalgama de caras jóvenes y viejos seguidores, recibió con fervor al cantautor y a sus cinco acompañantes, dos guitarras, bajo, batería y flauta. Rodríguez comenzó a desempolvar las cuerdas con "Carta a Violeta Parra", la folclorista chilena más recordada y miembro de un clan de artistas que incluye también a su hija Isabel. "Yo en definitiva estoy aquí porque conocí a una persona que se llamaba Víctor Jara. Yo estoy aquí porque conocí a una persona que se llamaba Gladys Marín. Yo estoy aquí porque conocí a una persona que se llama Isabel Parra.
Por eso estoy aquí". Silvio Rodríguez estaba ahí, en definitiva, para celebrar los cien años del Partido Comunista chileno, aunque en rigor ese aniversario se cumplió el pasado 4 de junio. A esa colectividad perteneció el cantautor Víctor Jara, asesinado en 1973 por la dictadura, y durante mucho tiempo su cabeza visible fue Gladys Marín, una respetada figura política a la que un tumor cerebral se llevó en el año 2005. Con la historia de Chile presente, el autor de "Ojalá" recordó "Desde los tiempos más remotos" y ese "Santiago de Chile" de 1973. Y con "Escamarujo", esa en la que dice que "si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo", quiso homenajear "a la aguerrida juventud chilena", que entre sus figuras tiene a destacados dirigentes comunistas.
La más conocida, Camila Vallejo. Parco en gestos y palabras, Silvio Rodríguez se despidió con "Ángel para un final", que en Chile ha quedado ligada al recuerdo de Felipe Camiroaga, un popular presentador de televisión que falleció hace un año en un accidente de avión. Esa misma canción estuvo también presente en el concierto de dos horas y media que el cantautor ofreció el pasado martes ante unas 30.000 personas en el Estadio Monumental de la capital chilena. Este sábado, en cambio, el guión estaba muy condensado, y el cubano tuvo que cuajar su repertorio en apenas tres cuartos de hora.
Tras él llegó el colectivo Cantata Rock, formado por integrantes de varias agrupaciones chilenas de largo recorrido, que dieron paso a la proyección de un vídeo en homenaje al presidente socialista Salvador Allende, que se inmoló durante el golpe de Estado. "Yo siento que mi abuelo ha trascendido. Las nuevas generaciones le siguen recordando. Sigue más vigente que nunca, y creo que es porque mi abuelo fue un hombre de principios, de lealtad con su pueblo, y eso nunca se va olvidar", reflexionaba su nieta Maya Fernández Allende, presente en el acto. Inti Illimani, Illapu, Sol y Lluvia, Manuel García, Chinoy y Juana Fe completaron después la fiesta del Partido Comunista, que en 2010 logró, por primera vez en 37 años, tener a tres diputados en el Congreso y hoy mantiene pactos electorales con partidos de centroizquierda.