Las vacunas de ARNm insertan en las células del cuerpo partes concretas de la molécula para incentivarlas a producir proteínas idénticas a las que portan los virus en la superficie
Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo reconoció con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología a Katalin Karikó, doctora en bioquímica, y Drew Weissman, profesor de Medicina en la Escuela de Medicina Perelman. Los científicos fueron distinguidos por sus contribuciones en el desarrollo de vacunas contra la covid-19 basadas en ARN mensajero (ARNm). Karikó es la treceava mujer en recibir este galardón.
De acuerdo con el jurado, "mediante sus hallazgos innovadores, que han cambiado de forma fundamental nuestra comprensión sobre cómo el ARN mensajero interactúa con nuestro sistema inmunitario, los galardonados han contribuido a una velocidad sin precedentes al desarrollo de una vacuna frente a una de las mayores amenazas para la humanidad en los tiempos modernos".
Los tratamientos inmunógenos convencionales utilizan patógenos debilitados o inactivos. Al ser introducidos en el cuerpo estimulan al sistema inmunitario para que aprenda a localizar y combatir a los agentes nocivos. Las vacunas de ARNm insertan en las células del cuerpo partes concretas de la molécula para incentivarlas a producir proteínas idénticas a las que portan los virus en la superficie. De esta manera, el imunossistema es entrenado para reconocer los microorganismos perniciosos y generar un mecanismo de defensa en caso de una infección.
Los investigadores adscritos a la Universidad de Pensilvania desarrollaron en conjunto métodos de modificación de ARNm para evitar que una vez dentro del organismo, el sistema inmunitario destruyera el ácido ribonucleico alterado para responder a los virus. El logro abrió la puerta para utilizarlo como agente terapéutico. El desarrollo de vacunas contra la covid-19 fue la primera aplicación clínica del método. Las propuestas de inoculación de Pfizer y Moderna fueron desarrolladas y producidas en masa gracias a esta tecnología.
En la década de los noventa, Karikó planteó que introducir la cadena ARN adecuada al cuerpo humano podía combatir enfermedades como la anemia o el cáncer. Su uso preventivo se traduciría en vacunas más eficientes y con procesos menos extensos. Los tratamientos preventivos basados en patógenos son resultado de largos procedimientos que consideran cultivos celulares a gran escala, lo que limita las posibilidades para responder con velocidad a una emergencia sanitaria de rápida propagación, como fue la covid-19.
Los modelos basados en biotecnología propuestos por la bioquímica húngaro-estadounidense y Drew Weissman adaptan la secuencia genética de forma rápida y eficaz. Entre diciembre de 2020 y el mismo mes de 2021, las distintas vacunas que se desarrollaron contra la covid-19, gracias a esta metodología biomédica, evitaron la muerte de cerca de 20 millones de personas en todo el mundo, según datos del Imperial College de Londres.
”La impresionante flexibilidad y velocidad con la que se pueden desarrollar vacunas de ARNm allanan el camino para utilizar la nueva plataforma también para vacunas contra otras enfermedades infecciosas. En el futuro, la tecnología también podrá utilizarse para administrar proteínas terapéuticas y tratar algunos tipos de cáncer”, destacó el jurado del Premio Nobel.