Hinchas desadaptados de River atacaron bus que transportaba a Boca con piedras y gases
El partido se reprogramó para este domingo a partir de las 17:00 hora argentina (16:00 de Bolivia). "Fue un pacto de caballero", afirmó el presidente de Conmebol Alejandro Domínguez.
Jugadores lastimados y un ambiente hostil, fueron los principales motivos para que las autoridades de Conmebol en coordinación con los dirigentes de River y de Boca determinen la suspensión de la segunda final de la Libertadores programada para este sábado en el Monumental.
"Fue un pacto de caballero. Ninguno de los dos cuadros quiere jugar porque se desnaturaliza el fútbol", afirmó Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol. Todo comenzó cerca de las 13:45 hora boliviana cuando el bus de Boca llegaba a Núñez. El motorizado fue agredido por hinchas del 'Millonario' dejando como saldo al menos cuatro jugadores lastimados, entre ellos el capitán de xeneize, Pablo Pérez.
"Lamentamos que por culpa de unos 15 o 20 inadaptados se tenga que suspender el partido", dijo el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio. El líder del equipo de la banda informó que los hinchas podrán ingresar este domingo con la misma entrada.
Mientras los jugadores de Boca eran atendidos en el vestuario, la Conmebol recorrió dos veces la final. Primero para las 17:00 y después pasó a las 18:15 hora boliviana; sin embargo, los disturbios continuaban en los alrededores del estadio. Los futbolistas nunca se recuperaron plenamente.
Bus que trasladó a la delegación de Boca hasta el Monumental rompieron los vidrios. Hay molestia en la gente del equipo xeneize por la agresión de los inadaptados, que ponen en riesgo la superfinal.
El autobús que transportaba al plantel de Boca Juniors para la final este sábado de la Copa Libertadores 2018 ante River Plate fue atacado con piedras y gases por parte de hinchas violentos del "millonario" en las inmediaciones del estadio Monumental.
Según las imágenes de televisión de varias cadenas deportivas, el vehículo ingresó al escenario con varios vidrios laterales rotos y los jugadores, una vez descendieron, iban tosiendo y con los ojos llorosos por efecto de los gases.
El desplazamiento del automotor se hizo con una fuerte custodia de policíadesde el exclusivo sector de Puerto Madero, en el centro de Buenos Aires, hasta el barrio de Núñez, en el norte de la ciudad.