La tecnología ha estado en desarrollo durante más de cinco años, pero ya están listos para salir al mercado, necesitan aprobación de la FDA de EE.UU, y durante el próximo año podremos verlo aplicado en medicina civil y militar
El invento nace en la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana, un chip creado para reprogramar las células de la piel en el cuerpo con el objetivo de que se transformen en otras cosas, como nuevos vasos sanguíneos o células nerviosas.
Obtener células adultas especializadas y transformarlas en células madre como las que se encuentran en el tejido embrionario es todo un avance del que venimos disfrutando algunos años. Estas células madre pueden transformarse en varias células, como tejidos y, en el futuro, en órganos completamente compatibles con el paciente. Para hacerlo es necesario realizar un trabajo muy complejo en laboratorios, pero ahora puede ser mucho más fácil abordar la tarea.
Si los robots que se reproducen de forma biológica ya os ha sorprendido, atentos ahora a los nanochips que dan órdenes específicas a las células de nuestro cuerpo.
La tecnología ha estado en desarrollo durante más de cinco años, pero ya están listos para salir al mercado. Necesitan la aprobación de la FDA de EE.UU, y durante el próximo año podremos verlo aplicado en medicina civil y militar. Inicialmente creen que pueden enfocarse en daño cerebral resultante de un derrame cerebral y en revertir el daño nervioso causado por la diabetes.
Científicos responsables por el nanochip quieren convertir el cuerpo humano en un programador celular utilizando una tecnología llamada nano-transfección de tejidos. Usan un nanochip de silicio que incluyen microagujas, y en la parte superior hay un contenedor de carga rectangular con genes específicos.
Al enviar una carga eléctrica, los genes se introducen a la profundidad deseada en el tejido vivo, siendo capaces de alterar las células y reprogramarlas para que se conviertan en diferentes tipos de células o estructuras multicelulares, como vasos sanguíneos o nervios.
Las células resultantes pueden ayudar a reparar tejidos locales (donde el chip ha actuado), pero también pueden usarse para otras zonas del cuerpo, incluido el cerebro.