Con una tecnología que no difiere mucho de los chips de nuestros smartphones o las cámaras digitales, este sistema podría ayudar a optimizar los estudios de fertilidad masculinos y el estudio de diversos microrganismos.
Pequeño y veloz, el esperma humano es uno de los microrganismos más difíciles de estudiar, sin embargo, el equipo consiguió sus éxitos gracias al seguimiento de uno de los espermatozoides sobre la placa de silicio en la que habían ubicado el sensor. Según Aydogan Ozcan, autor de la investigación, el esperma es el microrganismo más importante en la vida humana, y por ello se merece un estudio tan pormenorizado.
Para poder desarrollar el proyecto, se iluminó a 24000 espermas con luces LED desde diferentes direcciones en colores azules y rojos que proyectaban una sombra sobre el sensor. Más tarde, un programa informático reconstruía la ruta de estos. En un principio, los microscopios tradicionales solamente podían observar números muy limitados de espermas en tres dimensiones, con lo que, a través del nuevo sistema se logró seguir a más de 1500 espermas en 3D en una sola vez, según dijo vía mail Ozcan, autor del estudio e ingeniero electrónico de la Universidad de California.
Espermas hiperactivos Los datos compilados indican que cada esperma se mueve de una forma diferente, pero la conducta común consiste en movimientos espirales con una dirección recta, similar a la trayectoria de un sacacorchos. De todas formas, estos microrganismos son hiperactivos presentado continuos cambios de dirección y, a pesar de tener un desplazamiento en línea recta, oscilan en muchos momentos, llegando incluso a darse la vuelta. A través del estudio se ha confirmado que la salud del esperma no está relacionada con el movimiento de este, aunque, gracias a esta investigación, podríamos estar abriendo una puerta al estudio de los “padres” de la vida. Además también podríamos ver la influencia de diversas sustancias en la calidad del esperma.