"Eran tantos días de marchas y manifestaciones y veía a mis compañeras enfermeras y médicos tan cansados, igual que yo, que cuando les daba alcance, les decía gritando: ¿Quién se cansa?, ¿quién se rinde? y ellas me respondían también gritando", recuerda María Dolores
Arenga que hasta ahora se sigue oyendo en el país, en las voces de la Generación Pitita. La compuso María Dolores.
“No es sólo mi aporte, sino de los mandiles blancos, que nos mantuvimos movilizados por tanto tiempo. Fue en esas jornadas de 2012, 2017 y 2019, junto con mis compañeros”, aclara, el estribillo no nació de la noche a la mañana, sino poco a poco, con aportes de sus colegas.
“Eran tantos días de marchas y manifestaciones y veía a mis compañeras enfermeras y médicos tan cansados, igual que yo, que cuando les daba alcance, les decía gritando: ‘¿Quién se cansa?’, ¿quién se rinde?’ y ellas me respondían también gritando”, recuerda arenga animaba a los galenos que salieron de sus consultorios para tomar las calles y protestar contra el gobierno de Evo Morales. “Cuando el Tribunal Constitucional aprobó que Evo podía postularse otra vez como presidente, salió lo de ‘¿Evo de nuevo?, ¡Huevo carajo!”, añade.
Pero en un inicio esa parte del estribillo avergonzaba a sus compañeras, que cuando tenían que responder muchas se sonrojaban. “Se ruborizaban, pero luego fueron gritando con fuerza”, cuenta María Dolores.
Y la canción de lucha salió de las filas de los mandiles blancos y llegó a todos los bolivianos, que después de las fraudulentas elecciones del 20 de octubre de 2019 tomaron las calles para protestar. La arenga los acompañó y les dio fuerza. En La Paz, después de que fue cantada por Renata, una jovencita que llevaba la bandera de Bolivia como capa, saltó a Spotify a YouTube y se viralizó en todas las redes sociales, y en todos los ritmos.
“Cuando me iba a casa veía cómo la gente bloqueaba cantando el estribillo, sobre todo jóvenes, y me decía a mí misma: ¡Qué lindo despertar de la juventud! Cuando lo cantó la muchachita Renata, me sentí más feliz”, expresa la sencilla María Dolores.
Domitila Chungara, que murió en 2012, fué un referente que María Dolores recuerda al retrotraerse a su niñez, sino también a Lorenza Mamani, esa mujer que cada cierto tiempo estaba en su casa. La adoraba y miraba “como si fuera una mujer gigante y hermosa”.
Lorenza sólo hablaba quechua y Dolores lo aprendió tan bien, que en las horas cívicas en su colegio Junín cantaba o declamaba en ese idioma, que más tarde sería fundamental para su desarrollo profesional en Cochabamba, sobre todo en el Chapare, su primer destino de enfermera cuando salió del centro minero.
“Sin duda una mujer luchadora”, dice María Dolores, esa niña que nació y creció en el centro minero de Catavi, Potosí, y que hoy es una enfermera, “una mandil blanco”, como ella dice. Compuso el estribillo que millones de bolivianos arengaron durante 21 días en defensa del voto y de la democracia, en octubre y noviembre de 2019.
De niña, en algún trayecto que hacía de la mano de su madre por las calles de Llallagua, veía a Domitila Chungara, una mujer que con toda simpleza vendía empanadas. Su mamá le decía que “era una luchadora”, “un ama de casa y luchadora”, pero María Dolores era muy niña y no entendía lo que representaba esa mujer en ese pueblo minero y en el resto de Bolivia, recuerda María Dolores.
Con los años entendió que se trataba de la Domitila que, con una huelga de hambre, junto con otros bolivianos y luchadores, había ayudado a recuperar la democracia en 1978, de las manos de la dictadura militar del fallecido Hugo Banzer Suárez entre los hechos que marcaron a María Dolores enfermera de profesión.