Aunque el estado de Alabama alega que la hipoxia por oxígeno es el método de ejecución "más indoloro y humano conocido por el hombre" y sostiene que resulta en una rápida inconsciencia
Kenneth Eugene Smith, de 58 años, condenado a muerte en Alabama hace más de 30 años por haber asesinado en 1989 a una mujer a cambio de dinero, se ha convertido este viernes de madrugada en el primer preso de los Estados Unidos al que ejecutan con un proceso inédito en el sistema penitenciario estadounidense: la asfixia por nitrógeno.
La ejecución por asfixia con nitrógeno es un método que nunca se ha probado y sus detractores denuncian que puede suponer una tortura al provocar dolor excesivo en el reo.
A Smith, que le ha tocado ser el "conejillo de indias", lo declararon muerto a las 20:25 hora local (02:25 GMT del viernes) tras haber inhalado el gas a través de una máscara y haberse quedado sin oxígeno.
Alabama, junto a Oklahoma y Mississippi, son los tres estados que contemplan este método de ejecución como consecuencia de la negativa de las farmacéuticas a entregar los fármacos que se usan para la elaboración de la inyección letal si se usan para este fin.
La hipoxia por nitrógeno es un procedimiento en el cual nitrógeno puro o en una concentración lo suficientemente elevada como para resultar letal se inhala hasta provocar asfixia. El preso lo recibe a través de una mascarilla hermética.
El protocolo para su aplicación redactado por el Departamento Correccional de Alabama en agosto del año pasado exige a sus técnicos comprobar que el volumen de gas en el cilindro supera el umbral mínimo de aceptación. Ese documento especifica que cuando se utilice nitrógeno en las ejecuciones no se permitirá la presencia de un asesor espiritual en la llamada "cámara de la muerte" a menos que haya firmado un consentimiento.
Alabama ha ocultado algunos detalles en ese protocolo público, pero la coreografía estipulada detalla que los funcionarios designados deben extraer la mascarilla, conectarla al tubo de respiración y colocar el material en el lugar fijado dentro de la sala.
En la pared habrá medidores de oxígeno que se habrán verificado varias veces para garantizar que están cargados y que la alarma sonora funciona.
A Smith, según esa hoja de ruta, se le colocará un oxímetro de pulso que muestra el nivel de saturación de oxígeno en la sangre.
Tendrá la oportunidad de pronunciar un último discurso de no más de 2 minutos y la administración del nitrógeno en sí no se prolongará más de 15. Antes de que el personal acceda a la sala para certificar su muerte, habrá que ventilarla.
Smith, según indicó el miércoles la cadena CNN, no tendrá permitido comer desde sus diez de la mañana para minimizar el riesgo de vómitos y de que pueda ahogarse al inhalar o tragar sus propias expulsiones a través de la mascarilla.
Amnistía Internacional recuerda que en noviembre de 2022 se le intentó ejecutar con una inyección letal pero hubo problemas a la hora de introducirle las vías intravenosas.
Una corte federal describió ese episodio como "espantoso", según la ONG, y tres jueces del Supremo lo calificaron de tortura, haciéndole padecer "enormes dolores y sufrimientos" que le provocaron un trastorno de estrés postraumático.
Aunque el estado de Alabama alega que la hipoxia por oxígeno es el método de ejecución "más indoloro y humano conocido por el hombre" y sostiene que resulta en una rápida inconsciencia, las alertas al respecto han llegado incluso desde la ONU.
La alta comisionada para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, ha expresado su profunda preocupación y ha pedido al estado de Alabama no solo que detenga la ejecución de Smith, sino que se abstenga de llevar a cabo otras de ese tipo en el futuro.