A veces los libros mueven continentes, acortan distancias, impregnan el imaginario. Así ocurrió con los "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez, el mayor escritor latinoamericano vivo, que cumple 85 años este martes 6 de marzo.
Lectores descubrieron a través de "Gabo" un mundo que para ellos era hasta entonces casi desconocido. La obra marcó la imagen que tendrían de América Latina varias generaciones. Hace años que "Gabo" no publica nuevos libros. Se dice que no está bien de salud. Vive desde hace décadas en Ciudad de México y muy de vez en cuando se le ve en público. El festejo será seguramente también en un círculo íntimo. García Márquez obtuvo hace 30 años el Premio Nobel de Literatura. Han pasado 45 desde que publicó "Cien años de soledad", pero su trayectoria literaria empezó mucho antes. Nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, en la calurosa y húmeda región del Caribe colombiano, un sitio donde más de un lector identifica el origen del mítico Macondo de sus libros.
Después de sus años de formación en un colegio jesuita en Bogotá inició la carrera de derecho, que nunca terminó. En cambio se interesó por la literatura inglesa y empezó a trabajar en 1948 como periodista en la ciudad de Barranquilla. En 1955 publicó su primera novela, "La hojarasca". La vida de García Márquez está llena de anécdotas como aquella de que vivió un tiempo en un prostíbulo de Barranquilla porque los cuartos eran más baratos. Y que al terminar "Cien años de soledad" (1967) tuvo que mandar en dos partes el manuscrito por correo desde México a su editorial en Buenos Aires porque no le alcanzaba el dinero para el envío completo. Con esa obra, donde entreteje de manera magistral la historia de su Colombia natal con los mitos del viejo y nuevo mundo, García Márquez logró su consagración.
El tiempo histórico y el mítico se mezclan de manera incesante. Hechos reales se alternan con sucesos fantásticos. En las páginas de la novela se cuelan tanto la guerra civil entre conservadores y liberales en Colombia y los abusos de la United Fruit Company como los motivos bíblicos de la creación, el éxodo, el diluvio o el apocalipsis. Así, García Márquez se convirtió en el maestro del realismo mágico y en uno de los más grandes representantes del "boom" de la literatura latinoamericana. Junto con el peruano Mario Vargas Llosa, el argentino Julio Cortázar y el mexicano Carlos Fuentes mostró, a un mundo sorprendido, lo que la literatura de América Latina tenía para ofrecer. "Era una poderosa narrativa que no existía en esa época en Europa", dijo la hispanista alemana Michi Strausfeld. Después de "Cien años de soledad" llegaría su siguiente gran novela, "El otoño del patriarca" (1975), la historia de un dictador en la que se combinan rasgos reales de tiranos latinoamericanos con elementos fantásticos. El general gobierna a su pueblo durante 232 años hasta que muere, pero nadie se atreve a entrar al palacio presidencial para comprobar que realmente murió hasta que los gallinazos destrozan las mallas de alambre de las ventanas. las novelas más conocidas del Premio Nobel de Literatura figuran también "El coronel no tiene quien le escriba" (1961), "Crónica de una muerte anunciada" (1981) y "El amor en los tiempos del cólera" (1985).
La más reciente, que se publicó en 2004, es "Memoria de mis putas tristes", con la que García Márquez ya no pudo cumplir con las gigantes expectativas que había despertado con la aparición de una nueva novela. Junto a la ficción, García Márquez siguió fiel a su vocación periodística en obras como "Noticia de un secuestro" (1996), un reportaje en forma de libro sobre el secuestro de diez personalidades colombianas por parte del cártel de las drogas de Pablo Escobar. "Novela y reportaje son hijos de una misma madre", escribió en su libro de memorias "Vivir para contarla" (2002), un trabajo que concibió como una autobiografía en tres partes pero que quedó al final en una sola, que corre hasta 1955. Su gran amigo Carlos Fuentes contó en enero que cuando "Gabo" le dijo una vez que escribiría la segunda parte de sus memorias, él le recomendó: "No lo hagas porque ahora son tus libros los que cuentan tu historia, no tú".